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Mi Primer Trío Sexual

En el colectivo, sentada y un poco abatida por el cansancio del trabajo, pensaba que definitivamente íba a quedarme con las ganas de mi primer trio Hombre – Mujer- Hombre (HMH). Incluso pensé en eliminar mi cuenta virtual de aquel club donde puedes contactar a otras personas como tú, que desean cumplir una fantasía. Esa noche un hombre del grupo que parecía musculoso, bien dotado y hasta bastante atractivo, me escribió por chat.

Chat
Diego: ¿Y qué lograste tu trio?
Leidy: No todavía
Diego: ¿Podemos cuadrar algo?
Leidy: ¿Y será qué si sale con algo? porque la última vez me dejo con ganas y no salió con el plan. -
Como siempre haciendo reclamos -.
Diego: Si, pero me quiero reivindicar contigo.
Leidy: ¿Y qué propones?
Diego: Veámonos hoy.
Leidy: ¿Y tienes un amigo para el encuentro?

En ese momento Diego me envío una foto de un hombre trigueño, sin camisa, con un abdomen plano, rostro agradable. De hecho era evidente que íba al gimnasio. Yo le confirme a Diego que me gustaría tener  exo con los dos. En ese momento, me regalo la dirección de la casa de su amigo y quedamos de vernos a las 10:45 Pm.

Me dirigí a una calle transitada por los carros y cogí un taxi. Tenía muchos nervios, estaba a punto de encontrarme con dos desconocidos en un barrio que no conocía, en la noche de una fría ciudad. El taxista empezó a hablar conmigo y hasta me dio su número por si estaba muy aburrida la “fiesta” y me quería encontrar con él después de las 3 p.m. Francamente no me interesaba aquel sujeto, parecía de unos 35 años de edad, algo obeso y con poco cabello. El conductor me dejo en la puerta y siguió su camino.

Timbré en una casa que era de tres pisos. Salió Diego a la puerta y nos saludamos con un beso en la mejilla, casual, como si nos conociéramos de toda la vida. Entré a una habitación donde estaba Andrés, un arquitecto de 24 años, muy apuesto y con sonrisa agradable. Dentro de mí, sentía unas ganas de estar con los dos pero al mismo tiempo sentía miedo de lo que podría pasar allí. Él se levantó de su silla, me saludo y empezamos hablar. Los tres hablábamos de nuestro trabajo, de temas tan triviales que nada tenían que ver con la experiencia que deseaba vivir.

Andrés colocó regueton en su computadora y empezamos a bailar juntos. Rápidamente sentí que tenía un miembro grande y grueso, rosando mis nalgas disimuladamente. Mientras que Diego nos miraba con ganas de integrarse en el baile. La siguiente canción que colocamos fue un merengue, pero Diego no era un experto en ese género musical. Entonces decidimos colocar otra canción de regueton para bailar los tres. Fue genial. Ambos empezaron a rozarme, uno en mis senos y el otro en mis nalgas, estábamos más cerca que nunca. Yo me sentí húmeda y excitada. De repente empecé a besarme con Andrés, mientras qué Diego me tocaba mis piernas. De repente sentí sus manos pasar por todo mi cuerpo. Estaba caliente, estimulada y lujuriosa. Ambos penes estaban en erección, rosando al mismo tiempo mis sentidos. Empezamos a quitarnos la ropa. Yo estaba con un brasier de encaje rojo y tanga tipo hilo que lucían en mi cuerpo ardiente.

Luego empecé a colocarme de rodillas para quitar el bóxer de Andrés. Le pedí que se colocará el preservativo, porque esa era la condición para tener sexo. Posteriormente busqué el lubricante de sabor que había guardado para mi fantasía, lo coloque sobre su miembro y deslice mis labios despacio para iniciar de arriba hacia abajo un rico sexo oral. Su amigo se colocó su condón y me penetró con fuerza. Fue delicioso y excitante.

Ellos se turnaron en la misma posición, con la diferencia que ahora les hacía sexo oral con más intensidad y hacia todo lo posible por llegar hasta mi garganta. El ambiente se combinaba entre gemidos y ruidos íntimos. De repente tuve unas ganas enormes de que Diego colocara sus dedos en mi zona anal, le señale y le indique que lo hiciera, así que aprovecho para coger mi cabello y hacerlo analmente con su pene. El climax estuvo en su nivel más alto.

Después coloque mi cuerpo encima de Andrés y le pedí a Diego que me penetrara por atrás. Deseaba una doble penetración. Él se acercó con bastante intensidad y lo hicimos los tres a la vez. Duro muy poco realmente, porque uno de ellos tuvo una baja erección y se a cabo la fiesta. Francamente quede con el 80% de satisfacción. Quería más.

Todos nos cubrimos con cobijas y empezamos a conversar. Sorpresivamente Diego mencionó que se íba. Yo le insistí que se quedará un rato más. Pensaba en repetir el encuentro pero él me dejo en la casa de su amigo. Una hora más tarde, estuve nuevamente con Andrés. La experiencia los dos no fue emocionante. Sus movimientos no combinaban tanto con los míos, a pesar de tener su miembro grueso. Incluso, me coloco en posición de cuatro y su fuerza combinada con la mía hizo que terminará lesionado en pleno acto. Jajaja. Sentí pena por él y su pene.

Me quede en su cama “dormida” pero en realidad estuve cerrando sólo mis ojos. A las 5:00 A.m sonó su alarma y me dijo: Te tienes que ir. Me enfurecí porque estaba en un barrio un poco peligroso y ¿cómo íba a salir sola a la calle?. Me vestí y el me acompañó a tomar un taxi. Por lo menos tuvo la decencia de acompañar a una dama hasta la avenida. Así finalizó mi primera experiencia HMH.


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